Bufones, bravucones e improvisados

Mientras el pueblo argentino sufre y se angustia con el problema creciente de la inseguridad en las calles, los funcionarios y dirigentes de la política entretienen a la opinión pública con declaraciones circenses y debates que están muy lejos de resolver ninguna cuestión. No hay en el horizonte un plan estratégico serio a mediano y largo plazo para poner bajo control a las mafias que aterrorizan partes del territorio. Solo hay bufonadas, bravuconerías y mucha improvisación fomentando aún más el descrédito general de la población hacia el Estado y la política de un modo general.
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A partir de los lamentables hechos ocurridos en Rosario, los que fueron muy notorios al quedar involucrada en calidad de víctima la familia de Antonela Rocuzzo, esposa del campeón mundial Lionel Messi, tuvo lugar una serie de declaraciones públicas desafortunadas por parte de dirigentes políticos que se asemejan a comentaristas de la realidad. Un show de horrores, un circo lamentable en el que quedaron expuestas la improvisación, la muy poca seriedad y la bravuconería de personajes que no saben cómo resolverle al pueblo argentino el problema de la inseguridad y además pretenden sacar rédito político de la situación proponiendo en algunos casos soluciones mágicas irrealizables, delirantes y hasta contrarias a la ley.

El flagelo de la inseguridad es una cosa complejísima y mucho más cuando existe el concurso del crimen organizado, esto es, de bandas delictivas que se dedican a millonarios negocios ilícitos y que por lo tanto tienen un nivel de organización interna al que se hace muy complicado desbaratar. No es lo mismo la prevención cotidiana del delito común que el control de las mafias que operan en un determinado territorio puesto que estas, las mafias, tienen recursos extraordinarios en materia de armamento, personal e inteligencia para llevar a cabo sus actividades ilegales. La inseguridad allí donde existe el crimen organizado no se resuelve improvisando y mucho menos con explosivas declaraciones mediáticas absolutamente vacías de contenido real. Se resuelve con estrategia a mediano y largo plazo, recursos y voluntad política con dirigentes preparados para hacer el trabajo.

No es el caso de la mayoría de los dirigentes políticos hoy ubicados tanto en el oficialismo como en la oposición. Desde los ministros de Seguridad de la Nación Aníbal Fernández y de la provincia Sergio Berni, pasando por una extitular reciente de la cartera como Sabina Frederic hasta otra exministra con mucho talento para la puesta en escena como Patricia Bullrich, no hubo prácticamente un dirigente que no haya propuesto en estos días alguna “solución” para el problema de la seguridad que no es solución en absoluto. Hablan de militarizar las calles, de copiar fórmulas que en otras partes fracasaron o causaron indeseables efectos colaterales y hasta declaran el triunfo del narcotráfico sobre el Estado. Lo que ninguno de esos dirigentes hace es presentar un plan estratégico real y fundado en la ley para resolver de una vez el problema de la inseguridad en el país.

Las marcas de los disparos contra la fachada del supermercado de la familia de Antonela Rocuzzo, esposa de Lionel Messi, el símbolo del descontrol que existe hoy en Rosario en materia de seguridad pública. El ataque contra el negocio de la familia del que actualmente es el argentino más famoso en el mundo visibilizó la situación en los medios internacionales y prendió aquí en el país todas las luces de alerta que todavía quedaban apagadas.

Para empezar, durante la semana la sociedad argentina fue sorprendida por las declaraciones del actual ministro de Seguridad Aníbal Fernández, quien tuvo la infelicidad de decir frente a las cámaras de televisión que “los narcos han ganado”, significando por lógica la derrota del Estado frente a la mafia. Es evidente que eso no es así, el narcotráfico no ha ganado nada. En todo caso, lo que actualmente hay es una impotencia manifiesta por parte del poder político para todo lo que tenga que ver con la imposición de su legítima autoridad y el ordenamiento del territorio. El narcotráfico no ganó ni puede ganar, el Estado siempre está en condiciones de destinar todos los recursos necesarios al combate del crimen organizado, hacer inteligencia criminal y sacar de circulación a los jefes de las bandas, con lo que quedarían inmediatamente desarticuladas las propias bandas y dispersos sus soldados.

Después del lamentable desatino de Aníbal Fernández habló su homólogo provincial en Buenos Aires, Sergio Berni, aparentemente para contradecir al preopinante diciendo que la situación de la inseguridad en Rosario no es terminal ni irreversible, lo que es rigurosamente cierto. Pero Berni agrega que esa situación puede revertirse en 15 días y eso es, ni más ni menos, una falsa promesa de solución mágica que no debe expresarse seriamente pues genera expectativas sobre lo irrealizable. Y eso suma frustraciones a un pueblo que ya está un poco cansado de promesas que no se cumplen, ya a punto de perder la confianza en la política de un modo general. El flagelo de la inseguridad, como veíamos, es una cosa compleja que se resuelve con políticas de Estado sostenidas en el tiempo, en el mediano y en el largo plazo, razón por la que hablar de soluciones de “15 días” no solo no es creíble para el ciudadano que exige respuestas, sino que además tiende a socavar lo que queda de fe en ese ciudadano en que el Estado podrá resolver el problema realmente.


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