Vence el próximo 24 de junio el plazo legal para la presentación de las listas de precandidatos para las elecciones de este año. Ese día, entre muchas otras definiciones, se develará el misterio del momento: el rol de Cristina Fernández en este proceso. Y si bien la propia referente del kirchnerismo ya dijo explícitamente que no será de la partida y además dio señales de que piensa sostener esa decisión tomada allá por diciembre del año pasado, el sector que mejor se siente representado por la dos veces presidente y actual vicepresidente de la Nación insiste en postularla como candidata otra vez.
Entonces el problema de la política argentina hoy no es el lamentable estado de la economía nacional y tampoco lo son las consecuencias nefastas de esa debacle para las mayorías populares trabajadoras y medias. El problema de la política hoy es saber si Cristina Fernández será candidata en las presentes elecciones. ¿Y por qué? Pues básicamente porque Cristina Fernández puede trastornar todo el proceso según sea la decisión que tome. La preocupación es de toda la política, no solo de los kirchneristas, porque no será lo mismo ir a elecciones con y sin ella. Todos los cálculos dependen de esa variable.
La lógica indica, no obstante, que la variable no existe, o que en realidad no es posible que Cristina Fernández sea candidata a presidente este año y que su renunciamiento a fines del año pasado no haya sido tal, sino una suerte de blanqueamiento de un statu quo. Si la política es realmente el clásico toma y daca de los acuerdos en las mesas chicas —donde los dirigentes ponen lo que tienen para obtener lo que quieren—, la observación fría de la realidad da como resultado el que, por ese toma y daca y por cuestiones de simple cálculo electoral, Cristina Fernández debería postularse a una banca en el Senado por la provincia de Buenos Aires o, como alternativa, al cargo de gobernador de dicha provincia. A la presidencia no.
¿Puede fallar? Ciertamente sí y más aun tratándose de Cristina Fernández, acaso la más imprevisible de los dirigentes en la actualidad. La conductora del kirchnerismo ha dado sorpresas en el pasado y nunca deja entrever lo que está pensando hasta el último momento. La popular CFK puede otra vez sorprender a todos anunciando en algún momento de aquí al 24 de junio (probablemente ese mismo día, a minutos de finalizar el plazo legal) que va a ser candidata a presidente en una lista de unidad, esto es, destruyendo las ambiciones de otros dirigentes afines clausurando la posibilidad de que haya por primera vez elecciones primarias en su espacio.
Sí, porque el kirchnerismo creó las primarias abiertas y obligatorias en 2009, pero a la vez es la única fuerza política importante que jamás las utilizó para dirimir pretensiones presidenciales entre los suyos. Cuando el asunto es el nombre de quien va a encabezar las listas en elecciones generales, la norma en el kirchnerismo siempre fue el “dedazo” de la conductora. Así fue en el 2011 sin mayores problemas, puesto que la candidata fue la propia Cristina Fernández, pero también en 2015 y en 2019. Sería delirante pensar que esta vez va a ser distinto con Cristina Fernández presentándose en un contexto de elecciones primarias en el seno de su coalición.
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