Vikingos que parecen jugadores de rugby neozelandeses; un papa negro y una papisa que podría ser la hermana de Mahatma Gandhi; George Washington con rasgos asiáticos en una distopía que no se la hubiera imaginado ni Philip Dick; filas de soldados nazis en los que un ario convive con un negro, una oriental y un género fluido con el pelo azul. Estos son algunos de los resultados arrojados por Gemini, la IA de Google lanzada al mercado el 8 de febrero, la cual acabó siendo parcialmente suspendida esta semana a propósito, justamente, de la viralización de estos disparates.
El escándalo trepó cuando Elon Musk acusó a Google de estar preso de la corrección política y el movimiento woke, crítica que llevó a Jack Krawczyk, director del proyecto, a reconocer que en pos de ofrecer un abanico de diversidad se han producido —de manera involuntaria, quiero suponer— “inexactitudes en algunas representaciones históricas de generación de imágenes”.
Si bien el episodio resalta por lo burdo, se inscribe en toda una serie de aberraciones que se vienen dando cuando, con el mismo espíritu, se reescriben sesgadamente eventos históricos o se interviene directamente sobre novelas y distintas expresiones artísticas cuyo mensaje choca con el puritanismo de estos tiempos.
Aunque afortunadamente en los últimos años ha comenzado a proliferar una masa crítica que se ha atrevido a denunciar este tipo de acciones, los giros que va dando el wokismo ofrecen material para nuevas reflexiones. En este caso, porque la impronta ideológica que pregona por un mundo igualitario y diverso, proyectando sobre el pasado las aspiraciones del presente, muy probablemente obtendrá como consecuencia, en el mediano plazo, resultados contrarios a los pretendidos.

De hecho, lo que ya está sucediendo es que los jóvenes que en las escuelas y en la universidad han aprendido más de ideología progresista que de historia, están algo desorientados. Efectivamente, consumen toda la bibliografía digerida y regurgitada por los infantilizadores, aquellos que solíamos llamar “docentes”, para afirmar que la Iglesia Católica se ha caracterizado por ser machista, misógina, patriarcal y racista, pero cuando buscan información en la IA, las imágenes que reciben son las de papas negros y papisas, esto es, dos imágenes de lo que nunca ha existido.
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