La guerra que no vemos

Detrás de las pantallas y las cortinas de humo de la manipulación mediática, existe todo un entramado geopolítico en el que la mano que mueve las piezas en el tablero es invisible. La relación de las élites globales y la política internacional clásica que no está a la vista.
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Mientras en nuestro país seguimos discutiendo restricciones y más prohibiciones en medio a una crisis económica descomunal y al acecho de una deuda externa que no podemos pagar, la que va a determinar nuestro nivel de soberanía en el mediano y en el largo plazo, en el mundo pasan cosas. Indiferentes a los problemas de la periferia, las potencias centrales siguen debatiendo un nuevo orden global con el respectivo reordenamiento del poder territorial en todas las regiones. Las cosas que pasan son el acoso imperialista y la guerra en su forma más clásica.

Al momento de cerrar esta edición, seguía el impasse en la frontera ruso-ucraniana, una crisis de preguerra que llegó a los medios de comunicación del mundo a mediados del mes de enero y allí se quedó como asunto central, ya desplazando a una pandemia que en Europa están dando por finalizada. Con más de 100.000 soldados, artillería pesada y tambores que no paraban de sonar, Rusia rodeaba a Ucrania por el norte, por el sur y por el este, dándole a Occidente algo de plazo para las negociaciones. Si bien no se había disparado todavía ningún tiro, muchos analistas daban por cierto algún tipo de incursión rusa en Ucrania.

Y el hecho de que Vladimir Putin haya estado negociando con los Estados Unidos en soledad, prescindiendo de la presencia de otras potencias de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) e incluso de la de los ucranianos, es muy revelador de la real naturaleza de este movimiento bélico. Aquí lo que hay no es un simple avance territorial de una potencia sobre un país menor, que es lo que se acostumbra en la carrera por recursos naturales, alimentos y materias primas. Lo que realmente pasa entre Rusia y Ucrania es la definición geopolítica de un problema trascendental para la humanidad.

Los medios de comunicación, por su parte, hacen muy bien el trabajo de ocultación de la realidad detrás de los hechos al presentar a Rusia como potencia invasora, más o menos en los moldes de la narrativa del avance de la Alemania nazi sobre Polonia en 1939, evento detonante de la II Guerra Mundial en ese momento. En la opinión superficial de los cronistas en los medios, Ucrania estaba quieta en lo suyo y de pronto, inesperadamente, aparecieron los rusos en el horizonte para empezar con la agresión.

Pero nada de eso se corresponde con la realidad. En primer lugar, el asunto del ordenamiento político del territorio entre Rusia, Ucrania y los demás países de la zona de influencia rusa o lo que alguna vez fue la Unión Soviética es una problemática de siglos de antigüedad. De hecho, Ucrania nunca fue en su larga historia un país realmente independiente y desde el punto de vista de los rusos allí están en juego sus intereses. Y además, por lo menos desde el año 2014 la guerra entre Rusia y Ucrania ha estado latente. Los sucesos de Plaza Maidán, con un golpe de Estado impulsado por los Estados Unidos y sus socios mediante, son determinantes en el estado actual de cosas.


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