Pocas unanimidades hay en la Argentina, el país de las minigrietas donde nadie acuerda con nadie alrededor de nada, como la que define a Roberto Fontanarrosa como un genio. Fontanarrosa fue en efecto el autor de grandes genialidades en la forma de historietas, caricaturas y cuentos cortos que hicieron llorar de la risa a generaciones de argentinos y siguen vigentes aún hoy, a casi dos décadas de su fallecimiento. La obra de Fontanarrosa es por lo general muy descriptiva además del ser nacional, característica que a su vez refuerza la identificación del lector con el contenido y suma, sin lugar a duda, a la unanimidad. No hay prácticamente un argentino lector que no se haya deleitado con la prolífica producción intelectual de Fontanarrosa y tampoco ninguno que le niegue el merecido lugar destacado en el panteón de los próceres de nuestra cultura.
Pero más allá de sus historietas, dibujos y cuentos cortos, Fontanarrosa fue un novelista con tres obras publicadas: La gansada, El área 18 y Best Seller, obra con la que debutó como novelista en 1981. Y si bien la crítica no lo perdonó, ubicando sus novelas varios escalones por debajo del resto de su obra en términos de calidad, al menos en Best Seller —que no fue ningún best-seller, pese a su título sarcástica e intencionalmente engañoso— Fontanarrosa pudo desplegar buena parte de su talento innato a lo largo de la obra. Algún lector más habituado a los cuentos cortos en los que la chispa del autor es intensa podría incluso aburrirse fundamentalmente en los dos primeros capítulos, pues el registro no es el mismo. Pero Best Seller al final cumple y es representativa del ingenio narrativo de Fontanarrosa.
Mediante el empleo de la fina ironía, de abundantes referencias históricas y geográficas e incluso alguno que otro chiste privado, cuya comprensión depende de cierta erudición por parte del lector, Fontanarrosa narra en Best Seller (Editorial Planeta, 2017; 1ª. edición; 256 pp.) la insólita saga de un espía de nacionalidad siria y un oscuro pasado militar curiosamente llamado Best Seller. Este singular protagonista es una suerte de parodia muy argentina de otros personajes más famosos en el rubro, como James Bond. De hecho, en algún punto, el sirio se presenta como “Seller, Best Seller”, a la usanza del célebre personaje de Ian Fleming, quien además también es referenciado en el texto, ya más bien sobre el final, en un desopilante diálogo entre una gorda en malla y un bon vivant inglés homónimo del creador de James Bond.

La historia está repleta de referencias así, todas ellas presentadas con cierto toque de realismo mágico. Al buscar un poderoso afrodisiaco femenino que le posibilitara el cumplimiento de una misión —la de seducir, por cuenta y orden del Ejército de Liberación Femenina, a la favorita del magnate Zabul Najrán con el fin de ridiculizar a este—, Best Seller se encuentra en Bélgica con un doctor Woelklein, de quien se desprende en el relato un pasado de colaborador de Josef Mengele en los experimentos que los nazis hacían con sus prisioneros. Woelklein es ahora una especie de científico loco que por secretario tiene a un judío y el detalle es que Woelklein (o Voelklein) es el apellido materno del padre de Fontanarrosa, plasmándose en esta anécdota otro de los tantos chistes privados ocultos en la obra y a la espera de que el lector con su ingenio y erudición los detecte.
Al igual que James Bond, su homónimo inglés y objeto de su parodia, Best Seller es un mujeriego inveterado que viaja por todo el mundo, lo que da lugar también a un enorme acervo de referencias geográficas, muchas de ellas tal vez caprichosas. Seller aparece en todos los continentes, siempre interactuando con una gran variedad de personajes en cada lugar como un “ciudadano del mundo” que no tiene inconvenientes en hacerse entender con cualquiera más allá de las barreras idiomáticas, las que directamente no existen en el relato. En el fondo, por la forma en la que se mueve por el mundo y se relaciona con los demás, Best Seller es el más argentino de los sirios, es el estereotipo del argentino que viaja y en todas partes intenta ser torazo en rodeo ajeno.
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