Un santo para tiempos violentos

El caso de Luigi Mangione pone de manifiesto la injusticia de un sistema donde el Estado deja a la población completamente indefensa ante la voracidad de las corporaciones y es una muestra de la insatisfacción social en tiempos del meme. Los intentos por apropiarse de la figura del lobo solitario provenientes tanto de la izquierda ‘woke’ como de la derecha libertaria y el florecimiento de muestras anónimas de apoyo hacia el asesino dan testimonio de la orfandad en una sociedad que se siente abandonada y que redefine la idea del crimen entendido como un acto de justicia. La naturalización de la violencia como medio de expresión, epítome de una sociedad liberal que muy pronto no sabrá resolver sus contradicciones sino a los tiros.
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La escena la hemos visto todos. La cámara de seguridad la capta perfectamente. Brian Thompson, consejero delegado de UnitedHealthcare, la principal aseguradora de salud de los Estados Unidos, es abordado desde atrás, en pleno corazón de Manhattan, por un hombre encapuchado que le dispara y luego lo remata. En los casquillos de balas encontrados yacía un mensaje de tres D: “delay, deny, defend” (demorar, negar, defender), tres palabras que se popularizaron como epítome de los principios que guían a las aseguradoras de salud al momento de brindar sus servicios.

Un descuido haría que el rostro del presunto asesino fuera identificado y que algunos días después fuera capturado en un McDonald’s mientras portaba una mochila con un arma, un silenciador, balas, dinero y una suerte de Manifiesto contra las empresas que ofrecen seguros de salud. Luigi Mangione espera ahora en prisión una condena que podría ser a muerte, pero todo lo que sucedió alrededor de este crimen es bastante más interesante.

En principio lo llamativo fue la reacción favorable del público: decenas de miles de usuarios han reivindicado el accionar de Mangione, su figura se hizo meme y lo han convertido incluso en un santo con estampita propia. Razones para comprender esto hay varias, desde las banales hasta las más profundas.

“San Luigi Mangione, el santo de la salud prepaga”, publicaban los usuarios de las redes sociales en los Estados Unidos junto a una catarata de fotomontajes como este, que son caracterizados actualmente como memes. La reacción de la opinión pública al crimen cometido por Mangione fue en general muy favorable al perpetrador, lo que hace sospechar de la propia definición de “crimen”. No fueron pocos los que vieron más bien un acto de justicia contra el proceder de las corporaciones. Y en el fondo, si se conoce el estado del sistema de salud estadounidense y también el abuso corporativo en todas partes, todo esto es mucho más que comprensible.
“San Luigi Mangione, el santo de la salud prepaga”, publicaban los usuarios de las redes sociales en los Estados Unidos junto a una catarata de fotomontajes como este, que son caracterizados actualmente como memes. La reacción de la opinión pública al crimen cometido por Mangione fue en general muy favorable al perpetrador, lo que hace sospechar de la propia definición de “crimen”. No fueron pocos los que vieron más bien un acto de justicia contra el proceder de las corporaciones. Y en el fondo, si se conoce el estado del sistema de salud estadounidense y también el abuso corporativo en todas partes, todo esto es mucho más que comprensible.

Empezando por estas últimas, son millones de personas las que en Estados Unidos sufren el que probablemente sea el sistema de salud más injusto del mundo. Tal como lo muestran decenas de películas y como aparece en estudios comparativos, se trata de un modelo caro que, sin embargo, no ha puesto a los Estados Unidos al tope de los países cuyos habitantes tienen mayor expectativa de vida y que, al mismo tiempo, tiene a millones y millones de personas literalmente sin cobertura alguna a merced de que cualquier operación o accidente menor los mate y/o los deje en la calle con deudas impagables.

Asimismo, Mangione, quien según los investigadores habría dejado pruebas por escrito de su admiración por el mítico Unabomber, tiene un motivo que, en este caso, de confirmarse, convierte el asesinato en una suerte de vendetta y/o, para algunos, un verdadero acto de justicia por mano propia: aparentemente, nuestro protagonista tenía una lesión severa mal tratada en la espalda tal como acreditaría una radiografía en la que se puede observar unas prótesis que, sin embargo, no le habrían aliviado un dolor que permanece constante.


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