Armas: ¿Para qué las queremos?

Los llamados “libertarios” aprovechan el debate al rojo vivo en los Estados Unidos para instalar en nuestro país la controversia sobre la libre portación de armas como método para resolver el problema de la inseguridad, que ya es crónico. ¿Pero esa es la panacea universal? ¿Cuáles son las condiciones históricas, políticas y culturales por las que en los Estados Unidos existen 120 armas por cada 100 habitantes sin que eso resulte en una permanente conmoción social?
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Entre todas las controversias secundarias con las que los dirigentes y los periodistas en los medios de comunicación copan la agenda ideológicamente todos los días una se destacó hasta generar un debate interesante, más bien por sus potenciales implicaciones en el ordenamiento social a nivel global que por el rédito que los llamados “libertarios”, impulsores del debate, quisieron hacer en lo electoral al poner el asunto sobre el tapete. Ese asunto es el de la libre portación de armas por parte de civiles, lo que hoy no existe en nuestro país en los términos propuestos por los “libertarios” y por eso generó una minigrieta más hacia el interior de la grieta general de la política argentina.

El debate en sí se hizo público precisamente por haberse dado al calor de las noticias que llegaban desde los Estados Unidos, donde una nueva masacre había ocurrido. Armado con un rifle AR-15 de uso militar con capacidad de hacer hasta 750 disparos por minuto, un tirador de 18 años de edad llamado Salvador Ramos había abierto fuego en una escuela primaria de la localidad de Uvalde en el estado de Texas. Ese día, Ramos mató a 21 personas e hirió a otras 17, casi todos niños estudiantes, antes de ser abatido por la policía. La noticia se difundió rápidamente por todo el mundo y generó gran conmoción, como suele suceder en estos casos de un modo general, siempre y cuando ocurran en Occidente.

Fue bajo el impacto global de esa conmoción que los “libertarios” eligieron introducir en el debate público de nuestro país la libre portación de armas como un derecho que la ciudadanía argentina no tiene y debería tener, siempre según la opinión ideologizada de esos mismos “libertarios”. No obstante esa importación de agenda, aquí la cuestión se planteó en un contexto de gran inseguridad ciudadana en los centros urbanos del país, esto es, se introdujo a partir de un problema local real para el que la ideología “liberal” de los “libertarios” plantea como solución que los civiles estemos armados para defendernos de los delincuentes sin depender de la intervención de las fuerzas del orden del Estado.

Los llamados “libertarios” están muy atentos a lo que pasa en los Estados Unidos y en Occidente de un modo general, esa es una de las condiciones fundamentales de su ideología: la ponderación de los países dichos de “primer mundo” o desarrollados donde el sistema capitalista de libre mercado existe de un modo mucho más fáctico que teórico. Y por eso mismo argumentan que si en los Estados Unidos, que son la meca del liberalismo, existe la libre portación de armas como garantía a la propiedad y a la vida de los individuos, pues el liberalismo de aquí también tendría que tener esa libre portación como un horizonte.

El rifle AR-15, muy popular entre los civiles de los Estados Unidos, fue el arma utilizada por Salvador Ramos para la masacre de Uvalde en los últimos días de mayo. De acuerdo con el fabricante de esta máquina de matar, El AR-15 tiene una capacidad máxima de 750 disparos por minuto y sería más bien propia para el uso de las fuerzas armadas que para la defensa personal en cualquier país del mundo, pero no en los Estados Unidos.

Más allá de si las armas en manos de civiles son o no garantía de seguridad personal o de la propiedad privada de esos individuos, la argumentación de los “libertarios” ya empieza con un problema: es precisamente en los Estados Unidos donde la libre portación de armas más se discute en la actualidad, pero para limitarla. Es cierto que los estadounidenses de un modo general están fuertemente armados incluso con armas que deberían ser de uso exclusivo de los militares y también que pueden comprar libremente más armas en prácticamente todas partes si así lo desearan, esa es la realidad de los Estados Unidos hoy en ese sentido. Pero también es verdad que entre los liberales de allá hay controversias respecto a si eso es deseable o si deberían imponerse algunas limitaciones.


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