El pasado mes de mayo nos preguntábamos en este espacio, en una nota titulada ¿Patria o colonia?, sobre el porqué de determinados gestos por parte de los Estados Unidos hacia nuestra región, a la que los propios dirigentes de la política y de las corporaciones estadounidenses suelen considerar a partir de la Doctrina Monroe una suerte de “patio trasero” suyo, o una reserva de ingentes recursos para ser utilizados en tiempos de necesidad. Al momento de publicar esas líneas observábamos que se intensificaba la actividad diplomática de Washington en estas latitudes con la designación de Marc Stanley como embajador en Buenos Aires, designación que iba a traducirse efectivamente de allí en más en una injerencia no disimulada de Washington en los asuntos de nuestra política nacional.
Stanley es un diplomático de altísimo perfil, un tipo de embajador que no se veía en nuestro país prácticamente desde Spruille Braden. Y su llegada generó mucho entusiasmo en los medios de comunicación, lo mismo que con Laura Richardson, la nueva jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos. Richardson es general y es la primera mujer en ocupar ese lugar de poder, aunque desde luego advertimos que la idoneidad de un jefe militar no viene determinada por su sexo, sino por sus capacidades, su entrenamiento y su experiencia. Sea como fuere, es una obviedad la de que Richardson nada tendría que hacer aquí en nuestra región: la sola existencia de un Comando Sur ya presupone una amenaza a la soberanía de nuestros países.
Eso es así y puede contrastarse con el simple ejercicio contrafáctico de imaginarse un hipotético “Comando Norte” con el que los países de nuestra América hispana operaran en territorio estadounidense. A nadie se le ocurriría jamás pensar en tal cosa y el Comando Sur con su sola existencia ya da testimonio de una cosmovisión imperialista por parte de los Estados Unidos que debería resultarnos descabellada, máxime si se tienen en consideración la independencia y la soberanía de las naciones de nuestra región. Aquí no hay, al menos en teoría, ninguna colonia.
A la propia Laura Richardson le tocó expresar en el mes de julio un gran interés estadounidense tanto por los recursos del subcontinente sudamericano como por una presunta penetración excesiva en la región por parte de los enemigos de los Estados Unidos, principalmente Rusia y China, atribuyéndose a sí misma la autoridad de declarar públicamente su opinión acerca de cuestiones relacionadas con la política soberana de naciones independientes, en este caso, acerca de las relaciones diplomáticas y/o comerciales que nuestros países han decidido entablar de manera bilateral con países que los Estados Unidos consideran sus enemigos.

Durante un evento en la ciudad de Miami y con un tono paternalista que no puede soslayarse, esta militar estadounidense sostuvo que América del Sur “es muy rica en recursos, es una riqueza fuera de serie. Tienen mucho de qué enorgullecerse y nuestros competidores también saben los recursos que esta región posee. El sesenta por ciento de las reservas de litio a nivel mundial se encuentra allí, existe crudo convencional y no convencional, reservas de agua dulce, elementos raros, está el Amazonas que ha sido llamado el pulmón de la Tierra, el treinta por ciento de las reservas de agua potable se encuentra allí. Y hay adversarios que se aprovechan de esta región todos los días, justo en nuestro barrio”.
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