La economía mundial de posguerra: características económicas de la globalización y su impacto en la Argentina

La incomprensión por parte de los dirigentes que vienen alternándose en el gobierno de nuestro país conduce a la Argentina a un lugar marginal en el esquema económico mundial. Al cambiar el orden y al quedar atrás tanto el ordenamiento bipolar que fue posterior a la II Guerra Mundial como la unipolaridad del Consenso Washington, impuesta a fines de los años 1980 y comienzos de los 1990, los argentinos debemos comprender la necesidad de un modelo económico orientado a la producción para integrarnos de una vez como actores de relevancia en el concierto de las naciones. De seguir con la visión socialdemócrata y neoliberal que caracteriza tanto a los cambiemitas como a los frentetodistas, nuestro país va a quedar relegado de la discusión y le espera un triste destino neocolonial.
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Al finalizar la II Guerra Mundial en 1945, las conferencias de Yalta primero y de Potsdam después configuraron las zonas de influencia y las relaciones internacionales entre los bloques occidental y socialista, encabezados respectivamente por Estados Unidos y la Unión Soviética y delimitados desde el punto de vista ideológico por la denominada Cortina de Hierro. La confrontación entre ambos bloques que duró hasta finalizada la década de los años 1980 se conoció como Guerra Fría.

Poco antes, los países que ganarían la guerra reunieron a sus representantes en la conferencia de Bretton Woods, de donde emergerían tres organismos multilaterales de crédito fundamentales para el mundo capitalista: el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el que hoy es un componente de este, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). En esa línea se destaca también el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) implementado con el compromiso central de terminar con el proteccionismo y fomentar la apertura comercial. En 1995 este acuerdo derivaría en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Esa división del mundo se expresó en dos doctrinas de aspiración universalista: el liberalismo y el marxismo, las que desde el punto de vista de la economía política convergen en la teoría objetiva del valor —o teoría del valor trabajo— al considerar que el valor de un bien o servicio está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo.

En los últimos días de su vida, luego de ganar la II Guerra Mundial y de ganar cuatro elecciones consecutivas —caso único en los Estados Unidos—, Franklin Delano Roosevelt asiste a la Conferencia de Yalta junto a José Stalin y Winston Churchill. Al perder este las elecciones en Gran Bretaña, Stalin habría de encontrarse con nuevos líderes occidentales desde Potsdam en adelante y eso cambiaría en esencia los acuerdos realizados durante la guerra entre los aliados. La consecuencia de eso sería el establecimiento de una hegemonía global de Occidente bajo el liderazgo de los Estados Unidos en lo sucesivo.

En 1989, con la caída del Muro de Berlín que simbolizó la desintegración del bloque socialista, la Guerra Fría quedó atrás. Surgiría de eso un mundo prácticamente unipolar liderado por los Estados Unidos y embanderado tras el decálogo de recomendaciones conocido como Consenso de Washington, el que da inicio al proceso de globalización continuado hasta la irrupción de Donald Trump en la presidencia desde el seno del establishment productivo de los Estados Unidos de Norteamérica. Fueron los pilares fundamentales de esa globalización el FMI como regulador del sistema financiero internacional y la OMC como custodia de la libertad de los mercados.

La globalización aceleró el proceso de concentración y centralización del capital, incrementando a escala planetaria los niveles de injusticia contra los que los pueblos lucharon. En el marco de dicha lucha se produjeron varios hechos, entre los que se destacan el fracaso en la IV Cumbre panamericana del año 2005 de la integración propuesta por el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el inicio de la administración soberana del comercio exterior que implementamos en nuestro país en el año 2012 y el rechazo por parte de economías relevantes como la de Rusia a subordinar sus intereses nacionales a las conveniencias del librecambio global.


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