Plan económico peronista

Frente al fracaso de la socialdemocracia propuesta por el Frente de Todos y la inviabilidad del neoliberalismo que intentan instalar desde Juntos por el Cambio —dos modelos viejos, superados y probadamente inútiles— surge el peronismo como alternativa obligada para el pueblo-nación argentino en el camino de su redención. Será únicamente con el despliegue de un plan económico peronista que la Argentina podrá salir del laberinto y revertir el largo periodo de debacle iniciado a principios de 2014 con el ajuste impuesto por Axel Kicillof. Para salir del pozo, los argentinos necesitan un Modelo Nacional que ordene la economía del país en beneficio de la totalidad del pueblo.
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Con la devaluación que realizó Axel Kicillof en 2014 se inició en nuestro país un ciclo económico asentado en un esquema especulativo-rentístico que, continuado por Mauricio Macri y por Alberto Fernández, fue configurando un escenario en el que convergen los desequilibrios fiscales de 1989 con los del sector externo de 2001. Ambos fenómenos se potencian mutuamente generando las condiciones de la “supercrisis” que se sigue profundizando. Pero, para el peronismo, la resignación a la decadencia de la Patria y la exclusión de los sectores populares siguen siendo opciones inaceptables.

Por su parte, ha comenzado el 2023 y las fuerzas políticas se están reordenando de cara a un año electoral. Las alianzas Frente de Todos —de orientación socialdemócrata— y Cambiemos —de orientación neoliberal—, como ha sucedido en el plano internacional con la globalización, han sostenido este esquema económico que ha fracasado. Por eso, hoy más que nunca es el peronismo el único que está en condiciones de presentar un plan económico que genere las condiciones para que el pueblo sea feliz y la patria grande, con la firme convicción de nutrir el necesario debate alrededor de un proyecto de nación que tendrá que anteceder a la presentación de los candidatos. Así, dejamos atrás aquel lamentable concepto que circuló en elecciones anteriores de “primero ganemos y después vemos”.

De la actual “supercrisis” que se asemeja a un laberinto solo se sale por arriba, mediante la mancomunión conceptual de la dirigencia sindical, empresaria, religiosa, política y social que construya la prevalencia de la idea, tantas veces vertida por Su Santidad Francisco, de que “el todo es superior a la partes”.

Retomando aquello que decía el Gral. Perón, hoy todo es política internacional que incide en la vida de las naciones y de los pueblos en forma decisiva. Por lo tanto, resulta imprescindible comprender qué sucede en ese terreno para contextuar nuestra propuesta. Asistimos al fin de la globalización neoliberal-socialdemócrata y por tanto de su paradigma expresado en el Consenso de Washington, y sus instituciones regulatorias, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Con una lucidez envidiable, el General Perón dio en pocas palabras una de las definiciones más importantes de todos los tiempos, la de que la política es, esencialmente, la política internacional. Perón supo que es la lucha geopolítica la que finalmente determina la política de cabotaje en los países y es bueno que los argentinos estemos atentos a los enormes cambios en el orden internacional que están teniendo lugar en este preciso momento.

Este Nuevo Orden Internacional (NOI) se caracteriza por: a) La orientación “America First” que tomó Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, a partir de la puesta en valor de su revolución energética; b) El resurgimiento de la Federación de Rusia, con Vladimir Putin, como potencia energética-militar; c) La representatividad que de los pueblos sin voz ejerce el Papa Francisco, para que el nuevo esquema resulte más justo que el anterior.


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